sábado, 22 de octubre de 2011

La albufera de Cubelli, por FERNANDO SORRENTINO

La albufera de Cubelli



Hacia el sudeste de la llanura de Buenos Aires se encuentra la albufera de Cubelli, a la que familiarmente se conoce con el nombre de «laguna del Yacaré Bailarín». Este nombre popular es expresivo y gráfico, pero —tal como lo estableció el doctor Ludwig Boitus— no responde a la realidad.

En primer lugar, «albufera» y «laguna» son accidentes hidrográficos distintos. En segundo, si bien el yacaré —Caiman yacare (Daudin), de la familia Alligatoridae— es propio de América, ocurre que esta albufera no constituye el hábitat de ninguna especie de yacaré.

Sus aguas son salobres en extremo, y su fauna y su flora son las habituales de los seres que se desarrollan en el mar. Por este motivo, no puede considerarse anómalo el hecho de que en esta albufera se encuentre una población de aproximadamente ciento treinta cocodrilos marinos.

El «cocodrilo marino», o sea el Crocodilus porosus (Schneider), es el más grande de todos los reptiles vivientes. Suele alcanzar una longitud de unos siete metros y pesar más de una tonelada. El doctor Boitus afirma haber visto, en las costas de Malasia, varios ejemplares que superaban los nueve metros, y, en efecto, ha tomado y aportado fotografías que pretenden probar la existencia de individuos de tal magnitud. Pero, al haber sido fotografiados en aguas marinas, y sin puntos externos de referencia relativa, no es posible determinar con precisión si estos cocodrilos tenían, en verdad, el tamaño que les atribuye el doctor Boitus. Sería absurdo, claro está, dudar de la palabra de un investigador tan serio y de tan brillante trayectoria (aunque de lenguaje algo barroco), pero el rigor científico exige validar los datos según métodos inflexibles que, en este caso puntual, no se han puesto en práctica.

Ahora bien, sucede que los cocodrilos de la albufera de Cubelli poseen exactamente todas las características taxonómicas de los que viven en las aguas cercanas a la India, a la China y a Malasia, por lo cual, con toda legitimidad, les cabría ese taxativo nombre de cocodrilos marinos o Crocodili porosi. Sin embargo, existen algunas diferencias, que el doctor Boitus ha dividido en características morfológicas y características etológicas.

Entre las primeras, la más importante (o, mejor dicho, la única) es el tamaño. Así como el cocodrilo marino de Asia alcanza los siete metros de longitud, el que tenemos en la albufera de Cubelli apenas llega, en el mejor de los casos, a dos metros, medida que se verifica desde el comienzo del hocico hasta la punta de la cola.

Con respecto a su etología, este cocodrilo es «aficionado a los movimientos musicalmente concertados», según Boitus (o, de modo más simple, «bailarín», como lo llaman las gentes del pueblo de Cubelli). Es harto sabido que los cocodrilos, estando en tierra, son tan inofensivos como una bandada de palomas. Sólo pueden cazar y matar si se hallan en el agua, que es su elemento vital. Para ello, atrapan las presas entre sus mandíbulas dentadas e, imprimiéndose a sí mismos un veloz movimiento de rotación, la hacen girar hasta matarla; sus dientes no tienen función masticatoria sino que están diseñados exclusivamente para aprisionar y tragar, entera, a la víctima.

Si nos trasladamos hasta las orillas de la albufera de Cubelli y ponemos a funcionar un reproductor de música, habiendo elegido previamente una pieza adecuada para el baile, en seguida veremos que —no digamos todos— casi todos los cocodrilos surgen del agua y, una vez en tierra, empiezan a bailar al compás de la melodía en cuestión.

Por tales razones anatómicas y conductuales, este saurio ha recibido el nombre de Crocodilus pusillus saltator (Boitus).

Sus gustos resultan ser amplios y eclécticos, y no parecen distinguir entre músicas estéticamente valiosas y otras de méritos escasos. Reciben con igual alegría y buena predisposición tanto composiciones sinfónicas para ballet como ritmos vulgares.

Los cocodrilos bailan en posición erecta, apoyándose sólo sobre sus patas traseras, de manera que, verticalmente, alcanzan una estatura media de un metro y setenta centímetros. Para no arrastrar la cola por el piso, la elevan en ángulo agudo, poniéndola casi paralela al lomo. Al mismo tiempo, las extremidades delanteras (que bien podríamos llamar manos) siguen el compás con diversos ademanes muy simpáticos, mientras los dientes amarillentos dibujan una enorme sonrisa de optimismo y satisfacción.

A algunas personas del pueblo no las atrae en absoluto la idea de bailar con cocodrilos, pero otras muchas no comparten este rechazo y lo cierto es que, todos los sábados al anochecer, se visten de gala y concurren a las orillas de la albufera. El club social y deportivo de Cubelli ha instalado allí todo lo necesario para que las reuniones resulten inolvidables. Asimismo, las personas pueden cenar en el restaurante que se levanta a pocos metros de la pista de baile.

Los brazos del cocodrilo poseen poca extensión y no llegan a tocar el cuerpo de su compañero. El caballero o la dama que baile, según el caso, con el cocodrilo hembra o con el cocodrilo macho que los haya elegido, apoya cada una de sus manos en uno de los hombros de su pareja. Para realizar esta operación, conviene estirar al máximo los brazos y mantener cierta distancia; como el hocico del cocodrilo es muy pronunciado, la persona deberá tener la precaución de echarse, lo más posible, hacia atrás: si bien en pocas ocasiones se han registrado episodios desagradables (como ablación de nariz, estallido de globos oculares o decapitación), no debe olvidarse que, como en su dentadura se encuentran restos de cadáveres, el aliento de este reptil dista de ser atractivo.

Entre los cubellianos corre la leyenda de que, en la isleta que ocupa el centro de la albufera, residen el rey y la reina de los cocodrilos, quienes, según parece, no la han abandonado nunca. Se dice que ambos ejemplares han superado los dos siglos de vida y, tal vez por causa de la avanzada edad, tal vez por mero capricho, jamás han querido participar en los bailes que organiza el club social y deportivo.

Las reuniones no duran mucho más allá de la medianoche, pues a esa hora los cocodrilos empiezan a cansarse, y quizás a aburrirse; por otra parte, sienten hambre y, como les está vedado el acceso al restaurante, desean volver a las aguas en busca de comida.

Cuando llega el momento en que ningún cocodrilo ha quedado en tierra firme, las damas y los caballeros regresan al pueblo bastante fatigados y un poco tristes, pero con la esperanza de que, quizás en el próximo baile, o tal vez en alguno menos cercano en el tiempo, el rey, o la reina, de los cocodrilos, o acaso ambos simultáneamente, abandonen por unas horas la isleta central y participen de la fiesta: de cumplirse con esta expectativa, cada caballero, aunque se cuide de manifestarlo, abriga la ilusión de que la reina de los cocodrilos lo elija como compañero de baile; lo mismo ocurre con todas las damas, que aspiran a formar pareja con el rey.

fuente: recibido del autor, al que
agradezco.


Yo soy Fernando Sorrentino, y escribiré en primera persona para hacerme por completo responsable de la veracidad de mis palabras. Nací en Buenos Aires el 8 de noviembre de 1942.


Según dicen los hombres dignos de fe, en mi literatura de ficción hay una curiosa mezcla de fantasía y humor que discurre en un marco a veces grotesco y siempre verosímil. Me gusta más leer que escribir, y en verdad escribo muy poco. A lo largo de treinta y dos años no tengo demasiada bibliografía para exhibir.


Mi obra narrativa se compone de seis libros de cuentos (La regresión zoológica, 1969; Imperios y servidumbres, 1972; El mejor de los mundos posibles, 1976; En defensa propia, 1982; El remedio para el rey ciego, 1984; El rigor de las desdichas, 1994), un relato extenso (Costumbres de los muertos, 1996) y una novela no demasiado larga (Sanitarios centenarios, 1979). Mis libros para niños conservan, mutatis mutandis, aquellas mismas características, y son los siguientes: Cuentos del Mentiroso, 1978; El Mentiroso entre guapos y compadritos, 1994; La recompensa del príncipe, 1995; Historias de María Sapa y Fortunato, 1995; El Mentiroso contra las Avispas Imperiales, 1994; La venganza del muerto, 1997; El que se enoja, pierde, 1999; Aventuras del capitán Bancalari, 1999. Soy también autor de dos libros de entrevistas: Siete conversaciones con Jorge Luis Borges, 1974; Siete conversaciones con Adolfo Bioy Casares, 1992.


Nada me cuesta declarar que mis cuentos se encuentran en cierto número de antologías en español, en inglés y en otras lenguas. Que yo sepa, he sido traducido al inglés, al portugués, al italiano, al alemán, al francés, al finés, al húngaro, al polaco, al chino, al vietnamita y al tamil. También suelo escribir ensayos sobre literatura argentina, que en general se publican en el diario La Nación, de Buenos Aires.


Como todo el mundo, en mayor o menor medida, he recibido bastantes premios literarios. En suma, soy relativamente feliz.


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La bibliografía detallada (excluidas las compilaciones antológicas, las ediciones anotadas de clásicos y las versiones en otras lenguas) de Fernando Sorrentino es la siguiente:


Obra narrativa:


a) Libros de cuentos:


La regresión zoológica, Buenos Aires, Editores Dos, 1969, 154 págs.
Imperios y servidumbres, Barcelona, Editorial Seix Barral, 1972, 196 págs; reedición, Buenos Aires, Torres Agüero Editor, 1992, 160 págs.
El mejor de los mundos posibles, Buenos Aires, Editorial Plus Ultra, 1976, 208 págs. (2º Premio Municipal de Literatura).
En defensa propia, Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 1982, 128 págs.
El remedio para el rey ciego, Buenos Aires, Editorial Plus Ultra, 1984, 78 págs.
El rigor de las desdichas, Buenos Aires, Ediciones del Dock, 1994, 82 págs. (2º Premio Municipal de Literatura).
La Corrección de los Corderos, y otros cuentos improbables, Buenos Aires, Editorial Abismo, 2002, 194 págs.
Existe un hombre que tiene la costumbre de pegarme con un paraguas en la cabeza, Barcelona, Ediciones Carena, 2005, 356 págs.
El regreso. Y otros cuentos inquietantes, Buenos Aires, Editorial Estrada, 2005, 80 págs.
En defensa propia / El rigor de las desdichas, Buenos Aires, Editorial Los Cuadernos de Odiseo, 2005, 144 págs.
Costumbres del alcaucil, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2008, 64 págs.
El crimen de san Alberto, Buenos Aires, Editorial Losada, 2008, 186 págs.
El centro de la telaraña, y otros cuentos de crimen y misterio, 2008, Buenos Aires, Editorial Longseller, 64 págs.


b) Novela:


Sanitarios centenarios, Buenos Aires, Editorial Plus Ultra, 1979, 144 págs.; reedición (muy reelaborada), Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2000, 160 págs.; reedición, Barcelona, Ediciones Carena, 2008, 126 págs.


c) Nouvelle:


Crónica costumbrista, Buenos Aires, Ediciones Pluma Alta, 1992, 70 págs. Reeditada con el título de Costumbres de los muertos, Buenos Aires, Ediciones Colihue, 1996, 66 págs.


d) Literatura infantil:


Cuentos del Mentiroso, Buenos Aires, Editorial Plus Ultra, 1978, 96 págs. (Faja de Honor de la S.A.D.E. [Sociedad Argentina de Escritores]); reedición (con modificaciones), Buenos Aires, Grupo Editorial Norma, 2002, 140 págs.
El Mentiroso entre guapos y compadritos, Buenos Aires, Editorial Plus Ultra, 1994, 96 págs.
La recompensa del príncipe, Buenos Aires, Editorial Stella, 1995, 160 págs.
Historias de María Sapa y Fortunato, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1995, 72 págs. (Premio Fantasía Infantil 1996); reedición: Ediciones Santillana, 2001, 102 págs.
El Mentiroso contra las Avispas Imperiales, Buenos Aires, Editorial Plus Ultra, 1997, 120 págs.
La venganza del muerto, Buenos Aires, Editorial Alfaguara, 1997, 92 págs.
El que se enoja, pierde, Buenos Aires, Editorial El Ateneo, 1999, 56 págs.
Aventuras del capitán Bancalari, Buenos Aires, Editorial Alfaguara, 1999, 92 págs.
Cuentos de don Jorge Sahlame, Buenos Aires, Ediciones Santillana, 2001, 134 págs.
El Viejo que Todo lo Sabe, Buenos Aires, Ediciones Santillana, 2001, 94 págs.
Burladores burlados, Buenos Aires, Editorial Crecer Creando, 2006, 104 págs.



Entrevistas:


Siete conversaciones con Jorge Luis Borges, Buenos Aires, Editorial Casa Pardo, 1974, 164 págs.; reedición (con notas revisadas y actualizadas), Buenos Aires, Editorial El Ateneo, 1996, 272 págs.; nueva reedición, Buenos Aires, Editorial El Ateneo, 2001, 272 págs.; reedición, Buenos Aires, Editorial Losada, 2007, 272 págs.
Siete conversaciones con Adolfo Bioy Casares, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1992, 270 págs.; reedición, Buenos Aires, Editorial El Ateneo, 2001, 270 págs.; reedición, Buenos Aires, Editorial Losada, 2007, 270 págs.


TRADUCCIONES


A) Libros de Ficción
Sanitary Centennial. And Selected Short Stories. Translated by Thomas C. Meehan. Austin, Texas, University of Texas Press, 1988, 186 págs.
Sanitários centenários [Sanitarios centenarios]. Traducción al portugués de Reinaldo Guarany. Río de Janeiro, José Olympio Editora, 1989, 174 págs.
Von Skorpionen und anderen Alltagsgefahren. Erzählungen. Ausgewählt und aus dem Spanischen übersetzt von Vera Gerling. Gotinga, Hainholz Verlag, 2001, 160 págs.
Attukkuttikal Allikkum Thandanai (La Corrección de los Corderos). Volumen de once cuentos en lengua tamil. Nagercoil (India), Kalachuvadu Pathippagam, 2003, 72 págs.
Per colpa del dottor Moreau, ed altri racconti fantastici (14 racconti; traduttori: Alessandro Abate; Mario De Bartolomeis; Isabel Cuartero; Carlo Santulli, Marco Capelli e Eva Malagon Esteo; Luca Muzzioli). Módena, Progetto Babele, 2006, 100 págs.
Existe um homem que tem o costume de me dar com um guardachuva na cabeça (18 contos; traduzidos do espanhol por António Ladeira e Helder Semmedo). Entroncamento (Portugal), OVNI, 2006, 182 págs.



B) Libros de entrevistas
Seven Conversations with Jorge Luis Borges [Siete conversaciones con Jorge Luis Borges]. Translation, additional notes, appendix of personalities mentioned by Borges and translator’s foreword by Clark M. Zlotchew. Troy, New York, The Whitston Publishing Company, 1982, 220 págs.
Sette conversazioni con Borges [Siete conversaciones con Jorge Luis Borges]. A cura di Lucio D’Arcangelo. Milano, Arnoldo Mondadori Editore, 1999, 224 págs.
Hét beszélgetés Jorge Luis Borgesszel [Siete conversaciones con Jorge Luis Borges]. Fordította Latorre Ágnes. Szerkesztette Scholz László. Budapest, Európa Könyvkiadó, 2000, 264 págs.
Borges chi si tan [Siete conversaciones con Jorge Luis Borges] (traducción al chino de Lin Yi an), Beijing, 2000, 212 págs.
Sapte convorbiri cu Jorge Luis Borges [Siete conversaciones con Jorge Luis Borges] (traducción al rumano de Stefana Luca). Bucarest, Editura Fabulator, 2004, 200 págs.
Sapte convorbiri cu Adolfo Bioy Casares [Siete conversaciones con Adolfo Bioy Casares] (traducción al rumano de Ileana Scipione). Bucarest, Editura Fabulator, 2004, 180 págs.

Para obtener información más completa, puede consultarse la página web de Fernando Sorrentino:
http://www.fernandosorrentino.com.ar/

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